El sillín
Brooks B67 |
Cada vez que consultaba los blogs de experimentados cicloturistas y miraba sus equipos había una cosa que siempre se repetía: el sillín Brooks. A primera vista y tacto pueden parecer un tanto arcaicos e incómodos... pero créanme, no por nada los llevan fabricando iguales desde hace 120 años. Una vez que se dejan "domar" y se amoldan a tu "humanidad"... sentarse sobre ellos es como pedalear apoyado en una hamaca. Mi Pashley tiene un B33, que es uno de los modelos más grandes y pesados. Recuerdo que me tomó unos dos meses para que el cuero cediera y se convirtiera en la cuna que es hoy. Luego, le compré un B67 a la Raleigh DL-1, un modelo pensado para ciudad y con resortes para la amortiguación.
Así que, luego de revisar cuanto blog encontré, decidí llevarme desde Chile el Brooks B67, que ya llevaba unos meses amoldándose a mi culete. Si bien Brooks recomienda otros modelos para practicar cicloturismo (el B17 y el Flyer, especialmente), no quería comprarme otro asiento (son carozzi).
El B17 y el Flyer son más largos, pensando en que el ciclista irá un poco más agazapado. Esa es la principal diferencia entre el B67 y estos dos modelos: el B67 es más ancho y más corto. Decidí correr el riesgo.
Brooks B67 (vista trasera) |
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Brooks B67 |
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Brooks Flyer |
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