El día más largo
Si pudiera volver a atrás, a ese 21 de abril de 2014, una cosa haría muy distinta: saldría de Londres en tren. Londres es una ciudad ENORME y sus vías de acceso y salida están diseñadas para el tráfico motorizado, no para las bicicletas (esto no es Holanda!). Encontrar el camino que me llevaría a Oxford sería un verdadero desafío. Una apuesta muy arriesgada y temeraria para el primer día. No sólo por el esfuerzo físico de pedalear por primera vez con más de 20 kilos de equipaje sino que también por hacerlo entre el incesante tráfico de la City.
Así que acá va mi primer consejo para futuros aventureros: es muchísimo más práctico tomarse un tren que te lleve a 40 o 50 kms de Londres y desde ahí empezar el viaje. En general, los trenes ingleses locales te permiten subir la bicicleta. La campiña inglesa aparece ya a las afueras de la ciudad y el tráfico motorizado disminuye ostensiblemente en comparación al "Gran" Londres.
Pero... el destino me tenía preparado que ese primer día sería el más duro de todos los que pasé pedaleando por Europa.
Ese 21 de abril -aparentemente- las cosas no salieron bien.
Recién llevaba poco más de 2 horas de pedaleo, intentando salir de Londres, cuando al enfrentar una cuesta y pasar a un cambio más liviano, la pata de cambio del derraileur trasero se rompió. Tuve suerte, apenas sentí el sonoro "CRACK!" dejé de pedalear, lo que evitó que la pata se metiese en los rayos de la rueda trasera y hasta ahí llegara... pero era un hecho que no podía seguir pedaleando. La cadena estaba atascada y toda la pieza se veía como una madeja de eslabones metálicos. El tráfico pasaba a mis espaldas, así que tuve que hacerme a un costado para intentar arreglar el problema. Y vaya que tenía un problema! Como todas mis bicicletas en Santiago tienen el sistema de cambios interno, mi experiencia con el sistema de piñones era nulo. Claramente algo se había roto y eso había provocado que la cadena se replegara y se atascara... pero no podía entender cuál parte era la dañada.
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Un Derraileur SACHS HURET DUOPAR (francés) similar a éste era el que tenía la RALEIGH CLASSIC cuando salí de Londres. La pieza que se rompió es la que contiene a los dos engranajes, más conocida como la "pata de cambio". |
Para empeorar la situación, recuerdo que empezó a llover con tutti. Así que ahí estaba, en los suburbios de Londres, en mi primer día de "viaje", con la bicicleta en panne y mojándome bajo la lluvia. Empecé a revisar las fotos que había sacado de la bicicleta los días anteriores para hacerme una idea de la forma de la pieza, pero nada... no lograba volver la cadena a su sitio. Llevaba más de 30 minutos en cuclillas y ya tenía los dedos negros con la grasa de la cadena cuando a mis espaldas escuché la voz de un hombre que me dijo "Are you OK, mate?"
Resultó ser otro ciclista. Disfrazado con casco, mallas y sobre una pistera. Le contesté que tenía un problema con mi derraileur trasero y el compadre, muy amablemente, se bajó de la bicicleta para intentar ayudarme. Empezamos a comparar mi pieza rota con la de su bicicleta y nos dimos cuenta cuál era la parte doblada. Después de casi 10 minutos de lucha con la pieza, logramos dejarla en una posición que me permitió enganchar un piñón y pedalear... El tipo (a estas alturas un verdadero ángel de la guarda) me recomendó una tienda de bicicletas que quedaba a 15 kilómetros, en un pueblo llamado Amersham.
Luego de agradecerle infinitamente su ayuda, calculé que lograría llegar a Amersham recién para cuando fueran las 8 pm, por lo que cualquier arreglo a la bicicleta debería esperar a la mañana siguiente.
Cuando ya los calambres empezaban a atormentarme encontré un pub a las afueras de Amersham donde arrendaban piezas por noche. Ahí me quedé. En mi primer día de pedaleo había avanzado casi 60 kms, pero había conquistado algo mucho mayor: ante la adversidad, nunca desesperarse y siempre seguir adelante. La experiencia fue única y me dio la fuerza mental para nunca arrugar durante el viaje.