Clásicos comentarios que me ha tocado escuchar desde que hace 14 meses decidí utilizar una bicicleta Oxford Retropolitan 2854 (AKA "Margot") para ir a trabajar diariamente al centro. Originalmente, eran 3.5 kms., que cubría en 17 minutos aprox. Desde abril de este año, la distancia se duplicó (7 kms.), y hoy me toma entre 30-35 minutos de bajada y entre 38-42 minutos de subida.
Si ocupara el Metro, quizás demoraría menos. Un poco menos. 20 minutos en total, quizás. Pero el Metro de Santiago, especialmente a las horas puntas (y en verano), puede convertirse en una jaula sofocante que trato de evitar. Aburrido de que los buses del Transantiago pasaran frente al paradero sin detenerse, y cansado de observar cómo la evasión era pan de cada día, la bicicleta apareció como la alternativa perfecta. Y así ha sido.
Respecto a los prejuicios, esos que aparecen como preguntas al principio... si se dan cuenta, todos los "inconvenientes" planteados -por mis amigos y conocidos- son absolutamente superables y llevaderos, con un poco de esfuerzo y voluntad. Nada es tan terrible. Por ejemplo, ítem ropa... decidí dejar un par de tenidas (chaquetas, pantalones y zapatos) permanentemente en la oficina. Así, me muevo en una pinta más cómoda para pedalear, y tampoco transpiro las camisas. Cada día me llevo una camisa en un bolso lateral que me cuelgo al hombro. ¿Y en verano? Simple. Polera dri-fit, pantalón hasta la rodilla y un casco liviano con más aberturas que permita pasar el aire... se transpira igual, pero nada que no se pueda superar teniendo una toalla de mano en un cajón. Y listo! El resto son estructuras mentales que -lamentablemente- nos auto-bloquean.

Creo que cada vez serán más los santiaguinos que decidan dejar el auto y se dejen cautivar por la bici en trayectos urbanos menores a 10 kms. Ese kilometraje es la distancia más larga sugerida para moverse en bici por la ciudad. ¿Y el desnivel? Entre Tobalaba y La Moneda, la diferencia de altitud es sólo de 60 mts., por lo que la subida no es excusa. En todo caso, si la autoridad aumentara y mejorara las ciclovías existentes, claramente, la situación ya no se vería tan "sacrificada" y pasaría a ser mucho más "amigable" para quienes deciden irse a la pega en bici en este Santiago del siglo XXI.
Un abrazo a los actuales y a los/las futuro/as compedales.
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